Aram
Aharonian
ALAI
AMLATINA, 09/02/2015.- En América Latina estamos viviendo las convulsiones
epilépticas del imperio estadounidense que, mientras cambia de estrategias en
su relacionamiento con Cuba, trata como “enemigo” a Venezuela, sin lugar a
dudas un juicio de valor exagerado dada la coyuntura histórica que vive.
El gobierno venezolano rechazó (9 de febrero) categóricamente la mención a Venezuela contenida en el documento Estrategia de Seguridad Nacional para 2015, y señaló que “nada atenta más contra la paz, la democracia y la estabilidad mundial que el mito de la "excepcionalidad" estadounidense que conduce al gobierno de esa nación una y otra vez a descalificar países y emitir pronunciamientos que constituyen un acto de injerencia inaceptable en la política interna de otros estados”.
Esta mención, señala, reincide en ejercer acciones de intervención sistemática que buscan desestabilizar nuestras instituciones constitucionales y amenazan los derechos humanos en Venezuela. Con esta práctica reiterada, “no hace más que aislarse de América Latina y el Caribe, que en distintos foros ya ha rechazado su comportamiento anacrónico, signo de una Guerra Fría hace tiempo superada y da muestra de su ignorancia sobre nuestras realidades”.
Seguidamente, Venezuela exigió “no interferir en nuestros asuntos internos y respetar el sistema constitucional que el pueblo soberano de Venezuela ha construido en paz, libertad e independencia”.
Por su parte, la canciller venezolana Delcy Rodríguez, indicó que la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) ratificó el rechazo a las medidas unilaterales ejercidas por el gobierno de los EEUU contra Venezuela –“más graves que las acciones tomadas en 2002”- y que “se buscarán los mecanismos de comunicación pertinente con el gobierno del presidente Barack Obama y Unasur a los fines de dar un acompañamiento en cuanto al principio de soberanía y autodeterminación del pueblo de Venezuela”.
Eurochavismo
Juicio exagerado –sería ese de
calificar a Venezuela como enemigo- si no consideramos que la herencia de Hugo
Chávez no solamente ha impactado a Venezuela y América latina, sino que ha dado
nacimiento al eurochavismo, nos recuerda el antropólogo e historiador Mario
Sanoja. La idea fue expresada y razonada científicamente por el economista
marxista italiano Luciano Vasopollo.El gobierno venezolano rechazó (9 de febrero) categóricamente la mención a Venezuela contenida en el documento Estrategia de Seguridad Nacional para 2015, y señaló que “nada atenta más contra la paz, la democracia y la estabilidad mundial que el mito de la "excepcionalidad" estadounidense que conduce al gobierno de esa nación una y otra vez a descalificar países y emitir pronunciamientos que constituyen un acto de injerencia inaceptable en la política interna de otros estados”.
Esta mención, señala, reincide en ejercer acciones de intervención sistemática que buscan desestabilizar nuestras instituciones constitucionales y amenazan los derechos humanos en Venezuela. Con esta práctica reiterada, “no hace más que aislarse de América Latina y el Caribe, que en distintos foros ya ha rechazado su comportamiento anacrónico, signo de una Guerra Fría hace tiempo superada y da muestra de su ignorancia sobre nuestras realidades”.
Seguidamente, Venezuela exigió “no interferir en nuestros asuntos internos y respetar el sistema constitucional que el pueblo soberano de Venezuela ha construido en paz, libertad e independencia”.
Por su parte, la canciller venezolana Delcy Rodríguez, indicó que la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) ratificó el rechazo a las medidas unilaterales ejercidas por el gobierno de los EEUU contra Venezuela –“más graves que las acciones tomadas en 2002”- y que “se buscarán los mecanismos de comunicación pertinente con el gobierno del presidente Barack Obama y Unasur a los fines de dar un acompañamiento en cuanto al principio de soberanía y autodeterminación del pueblo de Venezuela”.
Eurochavismo
La furia gringa contra Chávez y el chavismo
se origina por el surgimiento de lo que ellos llaman los movimientos
eurochavistas de liberación nacional, sobre todo en Grecia y España, y en los
apoyos de diversas organizaciones y gobiernos que ambos procesos han obtenido
en el resto de Europa. Es más: en el apoyo que las ciudadanías –en las calles y
en las urnas- les han dado a Syriza y a Podemos, por ejemplo.
La evolución agresiva y rapaz del modelo
de desarrollo capitalista ha conducido a Europa a una situación en la que las demandas
democráticas aparecen como aspiraciones radicales. Crear nuevos instrumentos de
conflicto capital-trabajo implica la necesidad de una mayor participación en
las instancias democráticas construidas en la lucha, en el conflicto. Existe la
urgencia de una recomposición de un bloque social amplio y fuerte, capaz de
actuar en unas condiciones socio-económicas, en las cuales incluso las demandas
de mayor democracia y participación se entenderán como conflictuales o
antisistema, escribía Vasopollo.
“Es el momento de poner en marcha una
iniciativa político-económica desde abajo, para la construcción de un modelo
productivo alternativo basado en la distribución del trabajo, de los ingresos y
de la acumulación de capital. Y construirlo sobre una economía del valor de uso
que pueda difundir y distribuir la riqueza social que la clase obrera realiza,
que produce”, agregaba.
Para el italiano, solo así se puede llevar
a cabo la construcción y la consolidación del sistema postcapitalista, iniciado
en la transición socialista, para lo cual es crucial la participación
democrática desde abajo no sólo en la vida política, sino que incluso en la
económica y cultural. De esta crisis no se sale con irrealizables y anacrónicas
propuesta económicas liberales, o keynesianas, por izquierdistas que puedan
ser. El capitalismo junto a esta fase de desarrollo, o mejor dicho de regresión
en la crisis sistemática, no tiene posibilidad alguna de ser reformado.
Ya Syriza y Podemos dejaron en claro que de
la crisis del capital se sale con una nueva política, que sitúe en el centro
las necesidades del mundo del trabajo, del no-trabajo o del trabajo negado. Un
trayecto con muchas etapas tácticas intermedias, largo pero siempre con la mira
de hacer y construir el socialismo. “Permanece central la advertencia de la
gran Rosa Luxemburgo “¡Socialismo o barbarie!”. Todo el resto son charlas
inútiles y compatibles con la perpetuación de un sistema capitalista capaz de
destruirse no sólo a sí mismo, sino que a la entera humanidad”, añade Vasopollo.
Para EEUU es el colmo que el chavismo se
naturalice europeo. La amenaza táctica es que llegue a México, a Colombia.
Quizá por eso haya identificado a Venezuela como enemigo: al país, no a las
ideas. Pero, en Venezuela, la injerencia gringa está fortaleciendo el
nacionalismo. La caja de Pandora. La derecha, por el contrario, se pronuncia
por el invasor, como siempre, aunque se quede callada, nos recuerda Sanoja.
Aislar al “enemigo”
En breve resumen, en noviembre de 2014, el
Buro de Industria y Seguridad estadounidense decidió imponer restricciones al
comercio con Venezuela en materia de defensa y al mes siguiente entró en
vigencia la “Ley de protección de los derechos humanos y de la sociedad civil
de Venezuela”. En enero último se hicieron públicas las actividades de
captación de oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana por parte de
los servicios de inteligencia estadounidenses.
La novedad es esta nueva agresión es que son obra directa de un Estado, ya no de grupos políticos, fundaciones y organizaciones internacionales que siempre sirvieron de fachada, y todas las acciones se refieren a las fuerzas armadas venezolanas. Incluso la operación en curso contra el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello puede considerarse parte de la misma política.
Estas acciones no son respuesta a alguna tomada por Caracas. Washington considera indispensable el debilitamiento de la FANB para poder sustituir al presidente Nicolás Maduro –al romper el eje cívico-militar- e iniciar un proceso de reintegración de Venezuela al dispositivo geopolítico estadounidense. Esto no significa que las hipótesis de un golpe, que ya cumplió 13 años ininterrumpidos, y de la siempre postergada salida electoral, no estén dentro del menú de opciones. En el segundo escenario, los “inteligentes” de Washington temen que la FANB continuaría siendo refractaria a la subordinación.
Mientras, el vicepresidente de EE.UU. Joe Biden estuvo presente en la primera cumbre de seguridad energética caribeña y planteó la creación de una red de inversiones privadas en el sistema de energía de la región con la participación del Banco Mundial y capitales privados. Sin duda que el objetivo es Petrocaribe, aprovechando la caída del precio del crudo para apoderarse del mercado. Y de paso presionando a los estados caribeños para que abandonen a Petrocaribe con el argumento de que el gobierno de Maduro va a ser derrocado próximamente por un golpe.
A esta ofensiva diplomático-política se sumó la creciente y sistemática cobertura negativa y distorsionada de la situación en Venezuela en los medios de comunicación estadounidenses, pintando una imagen exageradamente sombría de la situación actual del país y retratando al Gobierno como incompetente, dictatorial y criminal. Y la campaña se está intensificando claramente a un ritmo acelerado.
En la última semana de enero, mientras el The New York Times publicaba un editorial desacreditando y ridiculizando el presidente Maduro, calificándolo de "errático y despótico", ABC de España acusó a Cabello de ser un capo del narcotráfico, haciéndose eco de lo dicho por un ex oficial de la Guardia de Honor presidencial de Venezuela, Leasmy Salazar, cooptado por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA).
Poco después el NYT –otra vez- atacó en primera plana la economía y la industria petrolera venezolana, prediciendo su caída, con obvias omisiones de los cientos de toneladas de alimentos y otros productos de consumo que han sido acaparados o vendidos como contrabando por los distribuidores privados y empresas y de las medidas del gobierno para superar las dificultades económicas.
Varios diarios estadounidenses, impresos y en línea, vincularon a Venezuela con armas nucleares y un plan para bombardear la ciudad de Nueva York, aunque el texto del artículo deja claro que no hay ninguna participación venezolana en el suceso. Según Eva Golinger “toda la farsa era una trampa creada por el FBI, cuyos agentes pretendieron ser funcionarios venezolanos para capturar a un científico nuclear que una vez trabajó en el laboratorio de Los Álamos y no tenía ninguna conexión con Venezuela”.
La novedad es esta nueva agresión es que son obra directa de un Estado, ya no de grupos políticos, fundaciones y organizaciones internacionales que siempre sirvieron de fachada, y todas las acciones se refieren a las fuerzas armadas venezolanas. Incluso la operación en curso contra el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello puede considerarse parte de la misma política.
Estas acciones no son respuesta a alguna tomada por Caracas. Washington considera indispensable el debilitamiento de la FANB para poder sustituir al presidente Nicolás Maduro –al romper el eje cívico-militar- e iniciar un proceso de reintegración de Venezuela al dispositivo geopolítico estadounidense. Esto no significa que las hipótesis de un golpe, que ya cumplió 13 años ininterrumpidos, y de la siempre postergada salida electoral, no estén dentro del menú de opciones. En el segundo escenario, los “inteligentes” de Washington temen que la FANB continuaría siendo refractaria a la subordinación.
Mientras, el vicepresidente de EE.UU. Joe Biden estuvo presente en la primera cumbre de seguridad energética caribeña y planteó la creación de una red de inversiones privadas en el sistema de energía de la región con la participación del Banco Mundial y capitales privados. Sin duda que el objetivo es Petrocaribe, aprovechando la caída del precio del crudo para apoderarse del mercado. Y de paso presionando a los estados caribeños para que abandonen a Petrocaribe con el argumento de que el gobierno de Maduro va a ser derrocado próximamente por un golpe.
A esta ofensiva diplomático-política se sumó la creciente y sistemática cobertura negativa y distorsionada de la situación en Venezuela en los medios de comunicación estadounidenses, pintando una imagen exageradamente sombría de la situación actual del país y retratando al Gobierno como incompetente, dictatorial y criminal. Y la campaña se está intensificando claramente a un ritmo acelerado.
En la última semana de enero, mientras el The New York Times publicaba un editorial desacreditando y ridiculizando el presidente Maduro, calificándolo de "errático y despótico", ABC de España acusó a Cabello de ser un capo del narcotráfico, haciéndose eco de lo dicho por un ex oficial de la Guardia de Honor presidencial de Venezuela, Leasmy Salazar, cooptado por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA).
Poco después el NYT –otra vez- atacó en primera plana la economía y la industria petrolera venezolana, prediciendo su caída, con obvias omisiones de los cientos de toneladas de alimentos y otros productos de consumo que han sido acaparados o vendidos como contrabando por los distribuidores privados y empresas y de las medidas del gobierno para superar las dificultades económicas.
Varios diarios estadounidenses, impresos y en línea, vincularon a Venezuela con armas nucleares y un plan para bombardear la ciudad de Nueva York, aunque el texto del artículo deja claro que no hay ninguna participación venezolana en el suceso. Según Eva Golinger “toda la farsa era una trampa creada por el FBI, cuyos agentes pretendieron ser funcionarios venezolanos para capturar a un científico nuclear que una vez trabajó en el laboratorio de Los Álamos y no tenía ninguna conexión con Venezuela”.
Ese mismo 30 de enero, la portavoz del
Departamento de Estado condenó la supuesta "criminalización de la
disidencia política" en Venezuela, al ser consultado por un periodista
acerca de la llegada del fugitivo general venezolano Antonio Rivero, instigador
de protestas antigubernamentales violentas que causaron la muerte de más de 40
personas, en su mayoría partidarios del gobierno y las fuerzas de seguridad del
Estado, en febrero de 2014. Su llegada a EE.UU. coincidió con Salazar,
evidenciando un esfuerzo coordinado para debilitar a las FANB, exponiendo
públicamente a dos oficiales militares de alto perfil -ambos vinculados a
Chávez- que se han volteado en contra de su Gobierno y están buscando
activamente la intervención extranjera contra su propio país, agrega la
investigadora estadounidense.
Hay diversas “explicaciones” de esta seguidilla de hechos dirigida desde el poder central estadounidense, pero lo que es innegablemente cierto es que el pueblo venezolano es totalmente refractario a una intervención extranjera, tanto para seguidores del gobierno o de la oposición.
Leopoldo Puchi, dirigente opositor, señala que ningún Estado, de manera unilateral, puede asumir espacios de soberanía sobre territorios o ciudadanos de otros Estados, por ninguna razón, ni siquiera invocando una causa justa. No es la forma civilizada de relacionarse ni es lo que está establecido en el derecho internacional. Lo sensato, en consecuencia, es buscar espacios para el diálogo entre los dos países, para así encontrar fórmulas que permitan superar los desencuentros, en un marco de respeto y reciprocidad. El patriotismo no es un valor en desuso, añade.
- Aram Aharonian es periodista y docente uruguayo-venezolano, director de la revista Question, fundador de Telesur, director del Observatorio Latinoamericano en Comunicación y Democracia (ULAC).
Hay diversas “explicaciones” de esta seguidilla de hechos dirigida desde el poder central estadounidense, pero lo que es innegablemente cierto es que el pueblo venezolano es totalmente refractario a una intervención extranjera, tanto para seguidores del gobierno o de la oposición.
Leopoldo Puchi, dirigente opositor, señala que ningún Estado, de manera unilateral, puede asumir espacios de soberanía sobre territorios o ciudadanos de otros Estados, por ninguna razón, ni siquiera invocando una causa justa. No es la forma civilizada de relacionarse ni es lo que está establecido en el derecho internacional. Lo sensato, en consecuencia, es buscar espacios para el diálogo entre los dos países, para así encontrar fórmulas que permitan superar los desencuentros, en un marco de respeto y reciprocidad. El patriotismo no es un valor en desuso, añade.
- Aram Aharonian es periodista y docente uruguayo-venezolano, director de la revista Question, fundador de Telesur, director del Observatorio Latinoamericano en Comunicación y Democracia (ULAC).
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