Julio C. Gambina
ALAI AMLATINA.- Los
primeros seis meses del gobierno Macri sirven para preparar las
condiciones institucionales de subordinación reclamadas por los grandes
capitales.
El programa de máxima de los capitales apunta
a bajar el costo del salario en el proceso de producción y circulación,
y al mismo tiempo, abaratar las condiciones de explotación de los
bienes comunes.
Los afectados son los derechos humanos de la mayoría trabajadora y los derechos ambientales.
El ajuste del primer semestre se consolida
con una inflación que favorece a los formadores de precios y afecta a la
mayoría empobrecida, al tiempo que desalentó la producción local y
estimuló la producción externa, con invasión
de importaciones que compiten y desalojan la producción local.
Inflación y recesión fueron dos efectos consecuencia de la política económica del gobierno Macri.
La especulación derivada de altas tasas
impulsadas por el BCRA y festival de bonos externos emitidos por el
Ministerio de Hacienda, asociado al acuerdo y pago a los acreedores
externos hipoteca el presente y el futuro de
la economía local a las demandas del capital externo.
Es más, en esta semana se anuncia el ascenso de la calificación del mercado de capitales de la Argentina.
Son tres las categorías de los mercados de
capitales: a) la de los países capitalistas desarrollados; b) la de los
emergentes (Brasil, India, China, otros); c) la de los fronterizos (sin
confianza entre inversores externos).
La nueva calificación apunta a escalar de la
categoría c a la b; a mercado emergente, y receptar así el interés de
inversores internacionales que buscan mejores opciones de rentabilidad
en el marco de la crisis capitalista
mundial.
Apertura económica, liberalización e integración subordinada
Argentina ha sido aceptada como “observador”
en la Alianza del Pacífico, remedo del ALCA luego de la derrota del 2005
y base de lanzamiento del acuerdo transpacífico, TPP.
Este acuerdo se propone disputar las
relaciones internacionales en medio de la crisis capitalista y la
emergencia de China como potencia mundial, con peso creciente en la
región Nuestramericana de la última década.
La disputa global es por la hegemonía de la apertura y la liberalización de la economía mundial en crisis.
El papel del gobierno argentino es clave para
modificar las relaciones de fuerza que se habían construido en el
último tiempo y que habilitaban la discusión sobre integración
alternativa.
Lo real es que las expectativas se frustraron
por límites de los procesos de cambio político y la ofensiva de las
clases dominantes.
Con Argentina definida en el campo de la
subordinación a la política exterior de EEUU y la posible convergencia
con el Brasil luego del “golpe blando neoliberal” se facilita la
discusión al interior del Mercosur.
Allí, hace rato que Paraguay empuja la
apertura y Uruguay ha dado señales de aperturismo (adhesión al TISA, más
allá de su contramarcha). Solo Venezuela mantiene una posición crítica,
por lo que resulta fundamental activar
el movimiento popular “Nuestramérica mejor sin TLC” cuya versión local
se despliega bajo la consigna: “Argentina mejor sin TLC”.
El gobierno Macri estará en la Cumbre de la
Alianza del Pacífico en Chile EL 1/7 pregonando las ventajas del
aperturismo, base para la atracción de inversiones externas.
Anticipará sus opiniones en el Foro Económico
regional que realiza esta semana en Colombia y al igual que en Davos en
enero, tratará de mostrar que no solo la Argentina es favorable a la
circulación de los capitales globales.
El mensaje apuntará a señalar que la región
está en un cambio de orientación hacia políticas de “mercado”,
coherentes con lo que señalan los organismos financieros internacionales
como “programa deseable” para nuestros países
sudamericanos.
Convengamos que las dificultades para atraer
inversiones no son solo para la Argentina, sino que la situación
brasileña y en particular de Sudamérica en su conjunto, no favorecen la
demanda de elevada rentabilidad ofrecida
hasta hace poco tiempo.
La conflictividad no controlada por los
gobiernos es un dato de la realidad y habilita a pensar en un escenario
político abierto para disputar sentido social mayoritario para el
proyecto del poder, o nuevas recreaciones de
proyectos alternativos al orden capitalista en crisis.
Segundo semestre de ajuste y posposición de la recuperación
Todos los pronósticos auguran caída del PBI
de la Argentina para el 2016 y quizá, recuperación para el 2017. Es
cierto que alguna vez se rebota desde el piso de la recesión, pero
consolidando una pauta de empobrecimiento
estructural que supera todo parámetro histórico.
La pobreza crece y no remito a los picos de
la pobreza, sino a los pisos que se consolidan en cada ajuste
estructural acecido en este tiempo constitucional desde 1983.
En los 90 se consolidó un piso de
empobrecimiento que fue extendido y luego reducido, pero aun así, el
resultado logró estabilizar un nuevo basamento de la pobreza y la
indigencia que modifica sustancialmente la estructura
económica y social del país.
La Argentina de las clases dominantes y el
gobierno se predispone, desde las nuevas condiciones políticas, a
facilitar el funcionamiento del orden capitalista global, asegurando un
papel dependiente y subordinado de la economía
local al programa liberalizador de las transnacionales que actúan en el
país, y de otras que son invitadas para la apropiación del trabajo
social local.
¿Aceptará la población este destino de
subordinación, o en vísperas del bicentenario de la independencia
política se generan condiciones para avanzar en la independencia
económica?
En 1910, año del centenario de mayo, el
conflicto intentaba ocultarse en pleno despliegue de la inserción
subordinada de la Argentina en la división internacional del trabajo
liderada por Inglaterra.
Ahora, a 200 años del 9 de julio de 1816,
Independencia de la Argentina, el conflicto social, especialmente de
trabajadoras y trabajadores, discute el sentido de la inserción
internacional del país y abre interrogantes sobre
las condiciones de posibilidad para la independencia.
Buenos Aires, 13 de junio de 2016
- Julio C. Gambina es Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP
www.juliogambina.blogspot.com
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