sábado, 16 de enero de 2016

Frente a la emergencia económica en Venezuela


Alfredo Serrano Mancilla
ALAI AMLATINA, 15/01/2016.- El escenario económico adverso, externo e interno, amenaza luego de muchos años a la revolución política y social en Venezuela. La restricción externa es un hecho irrefutable. Aquello que muchos analistas denominaran viento de cola a favor por los altos precios de las materias primas, hoy se torna como viento en contra. El precio del petróleo se ha reducido en 70%. Además, el estrangulamiento financiero internacional contra Venezuela es constante. A pesar que el país pagó alrededor de 14.000 millones de dólares el año pasado en concepto de deuda externa, el riesgo país jamás se vio mejorado. La banca internacional asfixia para lograr su salida, la neoliberal. 





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Ministro Luis Salas
     Este frente externo tiene claras consecuencias directas a lo interno, fundamentalmente por la reducción de divisas disponibles. No obstante, esto no significa que todos las dificultades económicas casa adentro estén ocasionadas por la restricción de afuera. La renta petrolera, reapropiada soberanamente con Revolución Bolivariana, no logró realmente traducirse en un flujo virtuoso productivo. Hubo logros en estos años de chavismo pero no necesariamente en el uso productivo de la divisa. La política económica del chavismo consiguió humanizar la economía, garantizando derechos sociales, y también obtuvo mejoras reales en los patrones de consumo para las mayorías. Sin embargo, este nuevo músculo social y el pujante mercado interno no fue aprovechado para consolidar un nuevo orden económico productivo. ¿Por qué? El rentismo importador se ocupó excesivamente de satisfacer la demanda interna, y esto trajo consigo notables desequilibrios estructurales en la economía venezolana. 

Esta caracterización se complejiza aún más si se tiene en cuenta los principios básicos de la economía política. Eso que llaman eufemísticamente mercado se compone de actores económicos privados con capacidad real para influenciar más de lo que cualquier manual de economía neoclásica presupone. En medio de la guerra económica venezolana, los ganadores han sido aquellos que fueron capaces de concentrar aún más la riqueza en sus propias manos. En el año 2014, el 12% del tejido empresarial acumuló el 79% del enriquecimiento neto en el país. ¿Tendrá algo que ver este dato con la inflación? Según la ortodoxia neoliberal, todo es cuestión de emisión monetaria o déficit fiscal. Por cada ejemplo que ellos encuentren para demostrar esta relación directa, siempre se puede hallar otro que dice lo contrario. La inflación no es resultado de ninguna ecuación matemática. Más bien es fruto de una compleja algebra política-económica, en la que sí inciden las variables macroeconómicas convencionales, pero también tiene mucha influencia quienes se quedan con la mayor tasa de ganancia por cada eslabón de la cadena de valor. En este punto, no puede pasar inadvertido el papel ineficiente-usurpador de renta de los actuales sistemas de distribución en el país. 

Entonces, a partir de este diagnóstico complejo, la cuestión es preguntarse qué se puede para salir de este laberinto. La economía venezolana está al borde de su punto bifurcación. O toma un camino u otro. Una de las victorias de este cambio de época es que ahora el pensamiento único neoliberal compite con otras alternativas cada vez que se afronta una situación económica complicada. Las recetas de ajuste quedaron en evidencia en el siglo pasado pero siempre tienen la virtud de resucitar cada vez que ven dificultades a la vista. La diferencia con la época neoliberal es que en la actualidad no están solas; rivalizan con otras opciones heterodoxas. 

He aquí la decisión alrededor de esta pugna entre dos modelos completamente antagónicos e irreconciliables. Del neoliberalismo ya se conoce su libreto, y sus consecuencias. En cambio, la revolución bolivariana hasta el momento nunca había tenido que afrontar sus propias tensiones económicas internas en medio de una gran tempestad externa. Ahí radica el verdadero reto en estos momentos: escaparse de la vía neoliberal al mismo tiempo que se crea una nueva senda económica de respuestas efectivas en el marco del horizonte estratégico trazado por el chavismo. 

En este sentido, no sirven aquellas mismas recetas que el chavismo usara para salir del laberinto neoliberal. Este es otro mundo, tanto afuera como adentro, lo cual obliga a poner en marcha una batería de políticas económicas para impedir que la restricción externa no se acabe imponiendo como sacrificio interno para las mayorías. Algunos puntos claves en esta nueva época

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