Aram Aharonian
ALAI AMLATINA, 29/04/2016.- La
activación del proceso revocatorio del mandato del presidente Nicolás
Maduro plantea escenarios difíciles, ya que a fin de año deberían
realizarse también elecciones de gobernadores
y alcaldes, mientras la oposición trabaja internacionalmente (sin
demasiado éxito) para que la OEA intervenga en los asuntos internos y se
insiste en la inminencia de un golpe de estado.
La oposición teme que este hecho sirva para alargar
la organización del referendo hasta el próximo año y así prolongar
constitucionalmente el dominio del poder Ejecutivo por parte del
bolivarianismo hasta las elecciones presidenciales
2018, sin importar cuál sea el resultado del referendo. Pero tampoco se
puede adivinar cómo influiría el resultado de esas elecciones
regionales y locales en el referendo mismo.
No es secreto que en estos momentos la popularidad de
Maduro sigue en baja, con un descontento en las calle en aumento, ante
la falta de soluciones a problemas tan graves como el desabastecimiento
de alimentos y medicinas, la inflación,
la seguridad, lo que no significa que la credibilidad de la oposición
haya crecido. “La ausencia de un discurso esperanzador y de un horizonte
económico más claro acentúan la incertidumbre, desprotección y
tristeza”, señaló el exvicepresidente José Vicente
Rangel.
Es más, ante la grave situación que confronta el
embalse de El Guri por la larga sequía de tres años que ha reducido en
forma alarmante los niveles del agua, necesaria para generar la mayoría
de la energía eléctrica en Venezuela,
el gobierno decidió que la administración pública no trabaje miércoles,
jueves ni viernes, para ahorrar energía.
Mientras la prensa extranjera recibía con amplio
despliegue la activación de la recolección de firmas para convocar el
referendo (apenas 1% del padrón), el diputado y dirigente del Partido
Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Diosdado
Cabello, acusó al exministro de Espacios Acuáticos y Aéreos, Hebert
García Plaza, de “robar” el dinero venezolano y “coordinar” un golpe de
Estado –que se iniciaría el 15 de mayo- desde Estados Unidos. “Entregó
al gobierno norteamericano, a la DEA, al Pentágono
y a la CIA, información precisa de la ubicación del armamento
venezolano”, señaló Cabello.
La confrontación
Diferentes círculos de la oposición reconocen que
cometieron un grave error al anunciar en enero que “en seis meses”
saldría Nicolás Maduro de la presidencia, sin presentar siquiera un
mensaje constructivo frente a los problemas
económicos. La palabra empeñada parece que se quedará en palabras, en
plena guerrilla de micrófonos, donde ni gobierno ni oposición están en
condiciones de materializar plenamente su modelo o programa máximo.
La fuerte confrontación política seguramente se
agudizarse en los próximos meses, incluso en la interna del oficialismo,
donde conviven tres corrientes: la que promueve el diálogo nacional, la
negadora de cualquier diálogo y que
busca una nueva conducción del Psuv, y la corriente que lidera Maduro y
que desde un gobierno errático y sin atinar en las soluciones, mantiene
aún el control cuando para algunos analistas se multiplican las señales
de una confrontación cada vez más aguda.
Cayó muy mal en el Vaticano el proyecto que la
oposición presentó en la Asamblea Nacional para iniciar un proceso de
diálogo en Venezuela, sesgado y nada apegado a lo convenido con el
Nuncio Apostólico Aldo Giordano. El proyecto
fue reformulado para que, en definitiva, fuera aprobado por unanimidad.
Al Vaticano también le molestó el encadenamiento de
un puñado de personas pidiendo la libertad de los llamados presos
políticos frente a la sede de la nunciatura apostólica. La advertencia
es que tales actitudes perjudican el propósito
que mueve a la santa sede para facilitar acuerdos en el caso
venezolano.
La oposición parlamentaria se ha convertido en una
maquinita de elaborar proyectos de ley, pero lo que sorprende es que los
mismos suman muchas fallas en lo estructural y en su basamento
jurídico. El caso más significativo fue el
del proyecto de Ley de Amnistía, calificado como un gran mamarracho
jurídico y un “arroz con mango”, pese (o gracias) a que varios bufetes
de abogados se sumaron para realizar tal actividad. Los integrantes de
esos bufetes fueron exministros, asesores de empresas
transnacionales, y también jueces en la llamada Cuarta República (antes
de la asunción de Hugo Chávez en 1999) que intentaron incluir en esa
amnistía a sus clientes, fueran políticos, terroristas o
narcotraficantes.
Carta Democratica
Es en el plano internacional donde la agresión va in
crescendo. El Secretario General de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, se
muestra cada vez más beligerante contra Venezuela y espera en estos
días una solicitud de la oposición
venezolana, probablemente por medio de la Asamblea Nacional, clamando
por la aplicación de la Carta Democrática contra el país.
Almagro hubiera podido jugar un papel útil en
relación a Venezuela de haber adoptado una actitud menos comprometida
con los grupos radicales de Washington, pero se ha saltado las reglas de
funcionamiento de la OEA y de utilizar los
recursos de esta organización con fines no autorizados por los países
miembros.
Es estrategia de Washington la de involucrar a la OEA
en estos propósitos, tratando de convencer a los gobiernos
latinoamericanos de que es “impostergable” activar la “famosa” carta
democrática de la OEA, bajo la cual EE.UU. ha justificado
intervenciones de todo tipo contra los países latinoamericanos.
No se debe olvidar la renovación del decreto
presidencial calificando a Venezuela como “una amenaza a la seguridad
nacional “de EE.UU., que abre las puertas para tratar de justificar una
agresión militar directa. A eso se suma un
editorial del 12 de abril del Washington Post, donde se indica que
“Venezuela requiere de forma desesperada la intervención política (y no
tan política) por parte del resto de los gobiernos latinoamericanos”,
vaticinando una explosión social.
Lo cierto es que los partidos de oposición en
Venezuela no alcanzan a superar sus propios desatinos y divergencias
internas, y algunos asumen posiciones tan extremistas y beligerantes que
obliga a sus propios aliados a tomar distancia
de estos grupos. A inicios de marzo, en busca de apoyo internacional
para una inconstitucional ley de amnistía, una delegación de
parlamentarios opositores visitó Chile, donde no logró que ningún grupo
–ni del oficialismo ni de la oposición- los atendiera
formalmente
Es más, el entonces presidente del Senado chileno, el
democratacristiano Patricio Walker, les manifestó directamente su
descontento con el presidente del parlamento venezolano Henry Ramos
Allup, por haber cedido a las presiones de
Voluntad Popular y Primero Justicia, de permitir desmantelar el partido
socialcristiano Copei, viejo y cercano aliado de la DC chilena.
Todo parece indicar que este engorroso procedimiento
no va a dar frutos de inmediato. . La cobertura mediática que han tenido
estos recorridos encubre el hecho de que ningún presidente los recibió,
ningún gobierno del área emitió
algún tipo de declaración a favor de sus planes: no lograron el
compromiso de un solo gobierno de la región para solicitar que se active
la llamada Carta Democrática de la OEA, a pesar del apoyo y ansiedad de
Almagro y el gobierno de EE.UU. al respecto.
Colofón
Mientras, en lo interno la oposición multiplica los
ataques contra las instituciones: el Consejo Nacional Electoral, las
Fuerzas Armadas, la Fiscalía General, el Tribunal Supremo de Justicia.
Y, obviamente, el Ejecutivo.
Volviendo al referendo, a la oposición no le basta la
mayoría de votos por revocar a Maduro, sino que debe reunir al menos
7.587.533 a su favor (los que eligieron a Maduro más uno) y eso no
pareciera ser tarea fácil. Será un esfuerzo
muy grande para una oposición llena de contradicciones internas,
fracturada entre egocentristas, golpistas y electoralistas.
¿Y si gana el referendo revocatorio? Posiblemente
sería lo peor que le podría pasar a la derecha, porque se desatarían los
demonios de la división y las ambiciones de poder, de cara a la
candidatura presidencial. Todos estos pasos
hacen ver más cercano el horizonte de 2018, cuando debería haber
elecciones presidenciales y para las cuales ni bolivarianos ni
opositores tienen un candidato.
Maduro no podrá ser candidato y el panorama dentro del Psuv no es mejor que en la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD).
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Aram Aharonian es periodista y docente uruguayo-venezolano, director de la
revista Question, fundador de Telesur, director del Observatorio Latinoamericano en Comunicación y Democracia (ULAC).
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