Héctor Tenorio
En este contexto, la salida del ex
candidato presidencial puso los ánimos a todo lo que dan al interior del PRD.
La senadora de la República Dolores Padierna —esposa
de René Bejarano—, calificó lo
sucedido como un duro golpe para la izquierda. En su opinión el culpable de
todo es el actual presidente perredista, Carlos Navarrete, quien se negó a
renunciar. Desde hace algunos días los bejaranistas han propuesto “un frente
antiChuchos”, que en estas semanas cobrará fuerza.
Otro perredista que lo lamenta es el
presidente del Senado de la República, Miguel Barbosa, quien aseguró que el PRD
se quedó sin su mayor baluarte, por lo que terminará perdiendo la identidad.
Califica a la dirigencia de insensible por no haber atendido los señalamientos
de Cárdenas. Adelantó que demandará que se convoque a un Congreso Nacional para
buscar una salida a esta crisis, el senador avizora que la crisis interna se
profundizará. Sin embargo, advirtió que no renunciará. Mientras tanto, en una posición
más moderada, Ifigenia Martínez llamó a no perder la cabeza; y aunque apoya al ingeniero
Cárdenas, se quedará en las filas perredistas.
En este sentido no sorprende la respuesta
del presidente nacional del PRD, Carlos Navarrete, quien dice lamentar la
decisión del fundador del partido del Sol Azteca. Desde su visión, con este
hecho se cierra una etapa del perredismo. Ahora se atoja más complejo el hecho
de que pueda sacar adelante el encargo de encabezar al perredismo, actualmente
en plena decadencia. Su mayor problema radica en que no sabe hacía dónde
dirigir la nave, que al parecer no llegará a buen puerto.
Apenas unas horas antes, se había dado un
encuentro entre Cárdenas y Navarrete que resultó desigual y no trajo ningún
acuerdo. Durante el diálogo público el ex candidato presidencial se mostró
inconforme con el hecho de que el PRD no tenga una posición definida en la
crisis que vive el país. El michoacano presionó para que se dé un pronunciamiento
sobre los 11 detenidos el 20 de noviembre pasado. Del mismo modo reprobó que en
Sonora se plantee una posible alianza con el PAN y no se pida la liberación de
los presos políticos en dicha entidad. Más claro ni el agua.
Al verse atrapado en este tema, el dirigente
nacional se vio forzado a darle la razón al michoacano. Vale pena recordar que Navarrete,
desde que está al frente del perredismo (5 de octubre pasado), ha apostado por
el inmovilismo en el caso de los 43 normalistas desaparecidos desde el 26 y 27
de septiembre.
La gota que derramó el vaso, y que terminó
haciendo dimitir al ex candidato presidencial, fue que no se tocaron temas
importantes en el encuentro; ni siquiera se abordó la renuncia de la dirigencia
nacional. Tampoco se vio conforme al senador Alejandro Encinas, quien esperaba
de la dirección partidista una respuesta más puntual y concreta a
planteamientos específicos para cambiar las cosas. Sin duda quería que se
esclarecieran los hechos de Iguala, pero nada de eso pasó. Ante
esto, Encinas y otros perredistas analizan su permanencia en el PRD.
La renuncia de Cárdenas Solórzano, en
teoría, debería servir como un sacudimiento: un cambio en las prácticas
internas del PRD que puedan ayudarlo a recuperar presencia y credibilidad. De
ese tamaño es el reto. “¿Entenderán Los Chuchos”? O simplemente se sentarán a
ver cómo se desmorona el partido de izquierda más importante en los últimos 25
años...
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