José Luis Avendaño C.
ALAI AMLATINA, 01/02/2016.- Con la globalización, conceptos como soberaníae independencia se volvieron obsoletos y hasta de mal gusto. En la práctica, están acotados a las necesidades de los sectores dominantes. “Lo que es bueno para la General Motors, es bueno para Estados Unidos”, llegó a decir un ejecutivo metido a político, cuando los intereses de ambos –la corporación y el gobierno que la representa— tienen el mismo objetivo: mantener la hegemonía. Y se despliegan la diplomacia del dólar (préstamos e inversiones) y, cuando ésta no es suficiente, acuden al expediente de la violencia mediante revueltas yguerras prefabricadas, con no pocos mercenarios, que alimentan el complejo militar-industrial. Al final, destruidas las naciones, llegan las grandes empresas para reconstruirlas. Y se cierra el círculo perverso.
Al nivel del lenguaje, también se produce un cambio: el mismo término deglobalización hay de desmitificarlo. Se escucha mejor decir globalización que deimperialismo, típico de concepto la guerra fría, cuando el mundo no se dividió entre Norte y Sur, sino entre Oeste y Este, cuyo mejor signo fue el Muro de Berlín, la cortina de hierro. Un desplazamiento de la economía a la ideología. Pero, el imperialismo, noción acuñada por Lenin, tenía raíces que se hunden en el saqueo, el despojo, la esclavitud y la explotación, por las cuales se erigieron las potencias imperialistas o, si se quiere, colonialistas: Inglaterra, Francia y Estados Unidos, y más tarde Alemania, Italia y Japón. Las guerras mundiales (1914-1918 y 1939-1945) fueron consecuencia de tensiones imperialistas por elreparto de los mercados (la guerra de las drogas posee este mismo sentido).
Si el imperialismo es un viejo concepto que viene de la percepción del mundo conocido, es decir, conquistado y dominado (Roma), el de globalización data deldescubrimiento de América en 1492, que representó nuevas tierras a conquistar y dominar, que es decir mercados, espacios para comprar y vender, independientemente de las condiciones de producción. De Colón se derivaron los términos: colonización, colonialismo y, en clave moderna, neocolonia, con su carga lo mismo de asentamiento que de subordinación y dependencia. Las independencias formales (políticas) no eliminó la dependencia económica. Nuestros países eran y son fuente de recursos naturales estratégicos y de mano de obra barata.
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