Héctor Tenorio
Al
presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) Carlos Navarrete
Ruiz le movieron la silla, sólo bastó una carta de Cuauhtémoc Cárdenas
Solórzano demandando su renuncia y la de todo el Comité Ejecutivo Nacional.
Desde su perspectiva los perredistas se encuentran en un proceso de
descomposición, sin credibilidad y una
grave situación de postración como nunca antes se había visto. El 22 de
noviembre, los cardenistas definirán los pasos a seguir. Del otro lado,
Nueva Izquierda (NI) llama a discutir esta petición en el consejo nacional a
efectuarse el próximo 29 de noviembre, su confianza de salir bien librados
radica que ahí tienen mayoría.
En
este contexto, Navarrete Ruiz descartó que vaya a dejar la dirigencia del Sol
Azteca, se dice sorprendido por el planteamiento y califica de pesimista el
análisis del ex candidato presidencial. Él no cree que el PRD esté a punto de
desaparecer y buscará entrevistarse con Cárdenas Solórzano para saber qué lo motivó a hacerle
esa petición. Resulta cínico declarar eso, la
molestia de fondo que tiene el ex gobernador de Michoacán con “Los Chuchos” son las alianzas que han
consumado con los partidos de Acción Nacional (PAN) y el Revolucionario Institucional
(PRI), provocado que se desfiguren como un
partido de izquierda.
En este sentido, hace bien Cuauhtémoc
Cárdenas en mostrar disposición a dialogar con el presidente del PRD, y al
mismo tiempo reitera que éste debe renunciar y evitar la pérdida de votos en
las elecciones intermedias de 2015. Han sido muchas equivocaciones de la actual
dirigencia perredista, en un breve lapso de tiempo. Es verdad, apenas el pasado 5 de octubre, Navarrete Ruiz y
Héctor Bautista López ganaron la elección interna con el 72.96 por ciento de la
votación.
Después
de este resultado el Frente Amplio de Izquierda (FAI) se fue a la yugular de
Nueva Izquierda a quien responsabilizó de un mal manejo ante la tragedia de los
43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa desparecidos desde el 26 y 27 de septiembre, además de haber impulsado a José Luis Abarca para
convertirse en edil de Iguala. “Los Chuchos” han negado los señalamientos calificando a sus
críticos de mezquinos. Lo cierto es que ellos desde hace tiempo han apostado
por candidatos ganadores sin importar que estén involucrados con el crimen
organizado. Tal pragmatismo que fue imitado por las demás corrientes ha
impedido que surjan nuevos cuadros y que
militantes con muchos años de trayectoria sean marginados. En tanto no se democratice
la vida interna de los perredistas continuarán apareciendo personajes como José
Luis Abarca.
Por
lo pronto, los perredistas michoacanos cerraron filas con Cárdenas Solórzano,
el ex gobernador de esa entidad Leonel Godoy Rangel consideró pertinente el
llamado del líder moral debido a los acontecimientos suscitados en Guerrero,
los cuales, sumieron al PRD en la peor crisis política en sus 25 años de vida.
Según Godoy Rangel, es el momento de dar un golpe de timón y así convocar a la
celebración de un Congreso Nacional que proponga un proyecto con verdadera
visión de izquierda.
En
el mismo tenor, el senador de la República Raúl Morón Orozco señaló que nunca
es tarde para que el PRD regrese a los principios fundacionales y democráticos
por los que se luchó en 1988. Aunque reconoció que en caso de no lograrlo se
tendrían que tomar decisiones políticas importantes como dejar la militancia.
Mientras, Silvano Aureoles Conejo, Presidente del Congreso de la Unión,
comparte la preocupación de Cuauhtémoc Cárdenas en torno a la necesidad de
revisar lo que no ha salido bien en el Sol Azteca,
Hoy
más que nunca se visualizan las particularidades del PRD cuya conformación se caracteriza por el abigarramiento conjunto
de un sin número de tribus que interactúan a través de combates fratricidas sin
importarles poner en riesgo su propio hábitat electoral. Recordando a Marco
Tulio Cicerón podemos afirmar que los perredistas no tienen enemigo peor que
ellos mismos.
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