domingo, 21 de febrero de 2016

El proceso electoral en Estados Unidos (y los ataques de Turquía y la amenaza de invasión saudita en Siria)


Alberto Rabilotta

Resultado de imagen para ataque de turquia a siriaALAI AMLATINA, 16/02/2016.- Los bombardeos de artillería de Turquía en Siria y la amenaza de una invasión terrestre con tropas sauditas muestran la desesperación de dos socios claves de Estados Unidos frente a una avizorable derrota de los fanáticos islamistas, apoyados por Estambul y Riad, por las fuerzas del gobierno sirio apoyadas por Rusia. 

Esta aventurada acción puede desatar una guerra en la más volátil región del mundo, en la cual difícilmente se puede pensar que Estados Unidos combatirá al lado de Rusia contra dos de sus aliados.  Washington señala que no dio el aval a Turquía y que pidió el cese de esa agresión, pero bien sabemos que una doble personalidad caracteriza la política exterior de Washington, y que sólo una de ellas –la que busca imponerse por la fuerza- es la verdadera.

Esta grave y muy peligrosa acción de Turquía y Arabia Saudita tiene lugar en momentos en que se entra las etapas decisivas de las elecciones primarias en las cuales los partidos Republicano y Demócrata elegirán sus candidatos para los comicios presidenciales de este año, lo que implica que la política exterior de EEUU frente a sus aliados en el Oriente Medio y una posibilidad de guerra que puede escalar, entrarán en la discusión política de estas primarias.

Y si esto puede favorecer a algunos candidatos, en particular a los que representan las elites dominantes, al “establishment” como se dice en inglés, no será bien recibido por la mayor parte de las bases que en ambos partidos están apoyando a los candidatos que discuten sobre los problemas internos y atacan a las elites, al actual sistema político e institucional.

Hay que añadir que la actual y profunda crisis en las finanzas y las economías reales, que pueden conducir a una implosión de los mercados bursátiles, a una contracción crediticia y a una recesión económica, es más que suficiente para seguir inflamando la repulsa popular que está manifestándose en las primarias.

De lo “local” y del “pork barrel”.

Resultado de imagen para ESTADOS UNIDOS Y EL PETROLEO EN SIRIALo primero que aprendíamos quienes cubríamos la política estadounidense era que “toda política es local”, porque todo se resume a cómo repartir el “barril con carne de puerco” (Pork barrel), según lo definido por el legendario Representante Demócrata Tip O’Neill, “vocero” de la Cámara de Representantes y reconocido “maestro” en el arte de la política interna de EEUU. 

Los asuntos internacionales siempre fueron vistos como algo “extranjero” al proceso electoral de EEUU, algo falso porque el consenso fundamental en la política exterior e interior desde el fin de la segunda Guerra Mundial fue el anticomunismo y la lucha en todos los planos contra la Unión Soviética, hasta el derrumbe de la URSS, y contra Cuba hasta el día de hoy, a pesar del reciente deshielo. 

Ese fue el consenso dominante, lo que explica que no había más que discutir, y que se podía atacar a saciedad a la URSS y a Cuba sin provocar mayores disidencias, para regresar rápido a la cuestión fundamental del “barril de carne de puerco”.

Empero, dos cabildeos relacionados con la política exterior de EEUU, el de los “anticastristas” y el de los sionistas con el AIPAC (American Israeli Public Affairs Committee), han actuado en las últimas décadas dentro de los procesos electorales porque movilizaban fuerzas electorales localizadas, votos que podían hacer elegir a candidatos de uno u otro partido.

De esos cabildeos el más importante ha sido indudablemente el de AIPAC, una muy efectiva organización que cuenta con un impresionante abanico de apoyos, desde las iglesias evangelistas que quieren avanzar el regreso del Mesías hasta oligarcas financieros como Paul Singer, el de los fondos buitres, pasando por los magnates de casinos, como Sheldon Aldeson, o de los medios de difusión como Rupert Murdoch.

O sea que si hay constantes –porque están incrustadas en la ideología y el consenso que comparten Republicanos y Demócratas-, estas son dos: el anticomunismo (que en gran parte ha devenido rusofobia) y el apoyo al sionismo.  La política contra la Cuba revolucionaria ha ido perdiendo peso, pero no desapareció.  Fuera de eso los asuntos internacionales, salvo la guerra en Vietnam por la conscripción y el número de soldados muertos, o sea un asunto local, han tenido poca influencia en los procesos electorales, confirmando lo que decía el “padrino” O’Neill, de que toda política es local y que lo importante es cómo distribuir.

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