ALAI AMLATINA.-
El 19 de junio, Julian Assange
cumplió cuatro
años
confinado en
la Embajada
de Ecuador
en Londres, situación que amenaza con prolongarse indefinidamente, con graves consecuencias para su salud y sus derechos básicos.
A pesar del dictamen del Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias
de Naciones Unidas,
de diciembre pasado, que determinó que Assange es víctima de una
detención arbitraria, ni Suecia ni Gran Bretaña han retirado la orden de
detención.
No reconocen que se está violando los derechos humanos de
Assange, quien está bajo investigación en Suecia (sin tener acusación
formal) por un posible caso de violación; como tampoco reconocen el
derecho de Ecuador de darle asilo u obtener un salvoconducto
para que pueda salir del país, bajo el argumento de que el derecho
europeo no reconoce el asilo diplomático.
De hecho, lo único que por
ahora garantiza que Assange no vaya preso –y sea expuesto a una eventual
extradición desde Suecia a EEUU, donde podría ser enjuiciado por un
tribunal especial o militar– es el principio
de inviolabilidad del recinto diplomático. Hecho que le implica
un costo para
Ecuador, como lo evidencia la reciente reunión del canciller
ecuatoriano, Guillaume Long, con su homólogo británico, quien se negó a
avanzar conversaciones sobre una posible cooperación bilateral
en materia de comercio, educación y ayuda humanitaria, mientras Assange siga en la Embajada.
Para marcar este 4to aniversario, en unas 13 ciudades del mundo se han organizado actos en solidaridad con Assange.
En Ecuador, justamente, el día 20 se inauguró en CIESPAL (Quito)
el encuentro académico “Julian Assange, 4 años de libertad negada”, cuya
agenda aborda temas como derechos humanos; geopolítica y luchas desde
el Sur; y tecnopolítica y ciberguerra.
En el acto inaugural, René Ramírez, Secretario de Educación
Superior Ciencia y Tecnología e Innovación de Ecuador, se refirió a lo
que ha sucedido luego de la detención prolongada de Assange como uno de
hechos más importantes de nuestros tiempos en términos
geopolíticos, casi igual de importante que el 11 de septiembre (2001).
“Es tal vez el asilo político más importante de nuestra época”, señaló.
Por su parte, el científico
norteamericano, Noam Chomsky, en una intervención grabada, expuso cómo,
hace más o menos un siglo, las libertades democráticas ganadas obligaron
a los gobernantes, en países como EEUU e
Inglaterra, a cambiar su estrategia de poder, ya que al haberse
extendido las libertades, no podían seguir manteniendo el control social
mediante la violencia.
Entonces entendieron que había que implantar el control a
través de la opinión; o sea, fabricar el consenso mediante el trabajo de
comunicación y relaciones públicas.
Ello ha implicado, a su vez, que todo lo que no puede generar consenso se debe manejar en la oscuridad.
Entonces, dice, el “crimen” imperdonable de Assange y Wikileaks
es haber levantado este velo de secreto que protege a los poderosos.
Por lo general, afirmó el académico, la lectura de los documentos
desclasificados permite apreciar que el secretismo oficial poco tiene
que ver con la seguridad del Estado y mucho con esconder al público
decisiones que podrían afectar sus intereses,
como se ha puesto en evidencia con la negociación secreta de los
tratados comerciales actuales, que benefician principalmente a las
grandes transnacionales (como el TTIP y el TPP).
Roy Singham, fundador de la
empresa Thoughtworks que desarrolla software libre, habló de la nueva
fase del capitalismo en la economía mundial, donde se destaca el enorme
poder que han acumulado las corporaciones gigantes
de Internet. Identificó las 5 empresas clave que
controlan entre 66 y 72% de la economía mundial de Internet en su
respectivo sector, que son Facebook, Google, Smart City, Paypal y Gmail,
enfatizando que representan ”la mayor amenaza
de monopolio nunca vista en el capitalismo”. La
materia prima de esta nueva economía son los datos que proveen los
usuarios de Internet, y que son almacenados en lo que engañosamente se
llama “la
nube”. “La gran batalla ahora es por el control de estos datos y de quienes tienen acceso a ellos”, resaltó Singham.
Estos centros de datos representan “el
control futuro de lo cada uno de Uds. piense, lea, cree, compre y como
participe en la sociedad”, recalcó.
Para manejarlos, Google por sí solo gasta 15 mil millones de dólares por año en hardware – más que los bancos.
Singham estima que hoy estas empresas tienen un mayor control de
la economía que los bancos; por lo mismo, la computación en “la nube”
nunca podrá ser una institución democrática, porque es demasiada grande.
Es comparable con el salto, en lo militar,
del fusil a la bomba atómica.
A ello se añade que el sector
tecnológico, que es el que más crece en la crisis, emplea relativamente
poca mano de obra, a la vez que los avances tecnológicos están haciendo
obsoletos muchos puestos de trabajo en otros sectores
de la economía. Por ello se está viendo una profundización de la crisis y se viene una gran crisis del empleo.
Singham expresó que, con las nuevas
capacidades de espiar todo, guardar todo y concentrarlo en estas grandes
empresas y las agencias de seguridad –principalmente la NSA –,
“enfrentamos una batalla para el alma y el futuro de la
especie humana”. Entonces, concluyó, necesitamos “educar a
la gente en todo el mundo sobre cómo luchar por la democracia”, lo que
no es solo una batalla de las izquierdas: “En perspectiva, se debe
enfrentar con un gran movimiento popular,
globalmente”.
Varios ponentes del evento, expresaron su reconocimiento a lo que ha significado el aporte de Assange y
Wikileaks a la causa democrática. “Julian Assange no es culpable de nada, es un paladín de la libertad de
nuestra nueva época”, afirmó Ignacio Ramonet. A su vez, reconoció el gesto valiente de Ecuador de haberse
enfrentado a las potencias mundiales para albergar al australiano. “Ecuador ha tenido un comportamiento
ejemplar en el caso Assange. Ninguna otra gran democracia en el mundo se atrevió a proteger a Julian Assange”,
aseveró.
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