Guadi Calvo
ALAI AMLATINA.-
Europa,
entiéndase, la Unión Europea y la OTAN, conocía muy bien el camino que
los llevaba para destruir Libia, para destruir Siria, para destruir Irak
y para aniquilar
por el resto de los tiempos a Afganistán, pero nadie les explicó como
volver de allí.
Para visualizar los nuevos campos de batalla,
los grandes estrategas occidentales utilizaron el Battlefield
Augmented Reality System (BARS o sistema de realidad aumentada para el
campo de batalla) junto con las opciones
dadas por los laboratorios interdisciplinarios o Think Tank, y el
respectivo aval político y la asistencia del poder mediático. Empleando
un arma de guerra tan letal como una andanada de misiles, demolieron con
suma prolijidad países enteros, miles de pueblos,
centenares de ciudades, millones de vidas y siglos de civilización.
Nadie puede negar que si la idea era
destruir, el plan armado sobre la “Primavera Árabe”, fue el éxito más
contundente de Occidente desde la demolición del bloque socialista
simbolizado en el Muro de Berlín.
Casi 20 años se prepararon los Estados Unidos
junto a sus aliados europeos para el asalto final al mundo productor de
energía, petróleo y gas específicamente, y a por ello fueron a
exterminar los países que se rehusaban a
entregarlos dócilmente (Siria, Libia e Irán).
Los estrategas del Pentágono, ya con las
operaciones en marcha, descubrieron un detalle geológico que no
consideraron, que bajo las arenas del Medio Oriente, además de océanos
de energía, había grandes lodazales y allí quedaron
empantanados desde 2001.
La misma mano de obra que la OTAN utilizó
para la derrota de la Unión Soviética en Afganistán, para la destrucción
de Libia y el martirio del Coronel Gadaffi, y que estuvo a punto de
conseguir lo mismo con la Siria de Bashar
al-Assad, hoy se está empleando contra sus poblaciones. Lo tremendo de
esto es que no lo hacen con cuadrillas de bombardeos, cazas y drones,
batallones, tanques, y portaaviones. Los “ejércitos” que hoy están
destruyendo el sistema nervioso de los europeos
y los estadounidenses, (los pocos norteamericanos que saben que existe
un mundo más allá de sus condados, sus barbacoas y sus PlayStation),
viajan en subte, manejan camiones, visitan centros comerciales y hasta
toman café en el bistró de la esquina.
El tipo de ataque que se han sucedido desde
Niza a esta parte, a diferencia de Madrid, Londres, París y Bruselas,
muestra claramente que no ha sido orgánicamente responsabilidad de
Estado Islámico o al-Qaeda en su momento.
Si queda bien claro que son responsabilidad de las autoridades
europeas, no porque no los hayan podido detener (hoy no hay servicio de
inteligencia y sistema de espionaje que pueda prever con que humor se
han despertado los 50 millones de musulmanes que viven
en Europa, muchos de ellos, la absoluta mayoría, europeos y hasta tres
generaciones) sino por haber llevado a miles de jóvenes europeos a no
tener otra razón para vivir que morir por Allah.
Hoy, cualquiera que camine por una calle de
Oporto, Elsinor o Zakopane, es un objetivo militar, no importa si el
ataque deja solo unos cuantos heridos como sucedió hace apenas 10 días
en un tren regional de Bavaria, donde
Muhamad Riyad, un joven afgano de 19 años, al grito de Allahu Akbar, la
emprendió contra los pasajeros hiriendo gravemente a cinco. Lo que
significativamente recordó el asesinato del soldado británico en mayo de
2013, en plena calle del tranquilo barrio londinense
de Woolwich, a manos de dos nigerianos, que lo decapitaron frente a los
transeúntes, a quienes les pidieron ser filmados en plena faena.
Nadie puede saber cuándo y donde será el
próximo ataque, tras Niza, surgió lo del tren en Baviera, y después
siguió un fin de semana desesperante para Ángela Merkel: el viernes 18,
un joven alemán de origen iraní, Ali Sonboly,
decidió estrenar su Glock 17, disparado contra los asistentes al
McDonalds, del centro comercial Olympia de Múnich, para después seguir
afuera. La cuenta final dio nueve muertos, mientras el tirador se
suicidaría un kilómetro más allá del centro comercial.
Al domingo siguiente, un refugiado sirio de
21 años, solicitante de asilo, asesinó a cuchilladas a una mujer, e
hirió a dos hombres que esperaban el bus en la ciudad de Reutlingen.
Algunas versiones intentan minimizar el
hecho convirtiéndole en un “crimen doméstico”.
Este mismo panorama nos remite a la serie de
ataques que se produjeron entre el 15 y 22 de marzo de 2012 en la ciudad
francesa de Toulouse, que redondearía la cifra de 9 muertos: “judíos”
“conversos” o “cipayos”, crímenes
que fueron adjudicados al joven francés de origen argelino, Mohamed
Merah, quien, según las autoridades, estaría vinculado con al-Qaeda.
El lunes 25, la policía polaca detuvo a un
hombre de 48 años, iraquí, acusado de posesión de explosivos, que
preparaba para un atentado durante la Jornada Mundial de la Juventud
(JMJ), que se celebra esta semana en Cracovia,
con la presencia del Papa Francisco.
Apenas horas antes de comenzar a escribir
estas líneas, se conoció la noticia de que dos hombres armados con
cuchillos habían tomado 5 rehenes en la iglesia de
Saint-Étienne-du-Rouvray, una ciudad de 27 mil habitantes situada
en Normandía, en el norte de Francia. Los atacantes degollaron al
sacerdote Jacques Hamel, de 84 años e hirieron de gravedad a un
feligrés. La policía consiguió ejecutar a los agresores junto al altar,
como para darle un toque más chabroliano a la acción.
Mientras cerrábamos este artículo se informa
que en la ciudad sueca de Malmo, un hombre armado disparó contra una
persona en el centro comercial Rosengard, (Rosengård Centrum), no se ha
podido determinar aun si se trató de
un robo o tiene características de ataque extremista.
Las policías occidentales, los servicios de
inteligencia, las autoridades saben que esta situación es inmanejable,
que el desborde es incontenible y no es una victoria militar sobre el
Estado Islámico lo que va a terminar
con esta situación.
Daesh, que ha hecho del marketing un gran
arma, está dispuesto a reconocer y asumir cualquier acto de violencia
sucedido en el mundo y cualquiera que intente un poco más de notoriedad
gritará un Allah Abkar, aunque no tenga
idea de que signifique las dos palabritas combinadas.
Los record están para ser batidos
En una de la escena del film Poderosa
Afrodita (1995) de Woody Allen, la hermana ultraortodoxa del
protagonista, le recuerda los seis millones judíos muertos por el
nazismo, a lo que el propio Allen contesta, “ni lo recuerdes,
los record están para ser batidos”. Y de batir record, en este caso de
torpeza, parece saber mucho el presidente francés François “Flanby”
Hollande.
Si poca hubiera sido la torpeza, por no
hablar de perversidad de su antecesor, Nicolás Sarkozy, quien ha
propiciado la actual situación en el Magreb y el Medio Oriente.
Sarkozy, atado a los caprichos de George W. Bush y
como Ministro del Interior de Chirac, no supo interpretar el caldero
que se estaba encendiendo entre los jóvenes de origen musulmán, que dio
como resultado las protestas de 2005 en las periferias de París. Ahora
Hollande cuenta con más nafta para apagar el
incendio que puede consumir mucho más de lo que creemos.
Con su natural incapacidad, Hollande, hace
apenas horas, ha descubierto que el “Estado Islámico le ha declarado la
guerra a Francia” por lo que ha pasado a la ofensiva y en venganza de lo
sucedido en Niza, cuándo ya todo
el mundo sabe que el autor de la matanza, Mohamed Lahouaiej Bouhlel, no
era integrante del Daesh y su decisión tiene ribetes personales que no
se han desentrañado.
Hollande, bañado en un espíritu
reivindicatorio del orgullo galo, liquidado para siempre en el barro de
Dien Bien Phu hace ya 61 años, escuchando más a sus asesores de imagen
que de terrorismo, atacó inopinadamente este 19
de julio la aldea de Tokhar Manbij, al norte de Siria, solo como
venganza por el ataque en Niza, dejando 164 civiles muertos, el doble de
los muertos en Niza.
Los atacantes de hoy a la iglesia de
Saint-Étienne-du-Rouvray, dijeron que lo hacían en venganza, de la
venganza de Hollande, quien parece se ha dispuesto a comerse a los
caníbales.
Frente al reclamo del representante
permanente de Rusia, Vitali Churkin, en el Consejo de Seguridad de la
ONU, el representante francés François Delattre, guardó un corajudo
silencio, ya que se sospecha ignoraba el hecho.
El bombardeo habría sido llevado a cabo con
la excusa de ser parte de los ataques de la alianza encabezada por
Estados Unidos, desde septiembre de 2014, aunque el representante ruso
agregó que: “No hay drones estadounidenses
ni fuerzas especiales de EE.UU. en Siria ni fuerzas especiales de sus
aliados, así como tampoco hay capacidades de inteligencia por satélite
de Estados Unidos ni los videos que realizan todos los bombarderos
modernos al llevar a cabo un ataque”, lo que evidencia
claramente la artera decisión de Francia de vengarse contra la
población civil de un pueblo perdido en las marismas de una guerra que
Occidente desató en su territorio.
La representante de Estados Unidos, Samantha
Power, durante la reunión del Consejo de Seguridad, no pareció tampoco
estar muy empapada del tema agregando el formulismo de: “Estudiaremos
cuidadosamente y a fondo toda la información
fidedigna”.
Quizás, cuándo más temprano que tarde, se
vuelva a producir un nuevo atentado en Europa, alguien todavía se
preguntará ¿por qué? La respuesta será tan sencilla como que de aquellos
polvos, estos lodos.
- Guadi Calvo es escritor y periodista
argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente
y Asia Central. En Facebook:
https://www.facebook.com/ lineainternacionalGC
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